A medida que se aproxima 2025, los hogares del País Vasco se sienten cada vez más optimistas con respecto a la economía de sus hogares, alcanzando las mejores expectativas de los últimos cinco años, aunque todavía operan en cifras negativas. Según el último Informe de Laboral Kutxa sobre la confianza de los consumidores vascos, publicado el 19 de diciembre, un 73,8% de los encuestados afirma haber logrado ahorrar en el último año.
El análisis revela que la confianza de los hogares vascos ha mejorado notablemente durante 2024, con expectativas más positivas o, al menos, menos pesimistas que en el año anterior. Los cuatro componentes que forman el indicador global de confianza presentan este cambio, lo que sugiere un giro favorable en la percepción económica de la población.
Desglosando los índices, se observa que las expectativas sobre el desempleo y la capacidad de ahorro son más optimistas este año, ambos con un aumento de dos puntos en comparación con el 2023, que había mostrado un panorama más sombrío con valores negativos. Esto refleja un cambio de actitud entre los hogares vascos, que se sentían pesimistas el año anterior.
En contraste, los otros dos indicadores, que abarcan la economía general y la situación económica del hogar, aunque siguen en números negativos, han visto una notable reducción en los niveles de pesimismo, al pasar de -21 y -12 en 2023 a -15 y -5, respectivamente. Esto indica una recuperación en la percepción de estos aspectos fundamentales.
El estudio señala que el cuarto trimestre ha consolidado una estabilidad en el índice de confianza de los hogares vascos, mostrando un ligero aumento de dos puntos y alcanzando un registro más alto en todo el año. La evolución anual, casi neutra con un balance de -4, sugiere que la confianza se está afianzando tras dos años complicados, donde los registros negativos habían sido de -11 y -9 en 2022 y 2023.
Entre los factores que han contribuido a esta recuperación destacan mejoras en el contexto inflacionario y un aumento en la actividad laboral. Estos elementos han permitido que los hogares vascos enfrenten 2025 con un espíritu más optimista, contrastando su situación con el pesimismo creciente en otras regiones de la Unión Europea.
Sin embargo, a pesar de este panorama de mejoría, las expectativas de crecimiento económico siguen dependiendo de tendencias predominantes en la economía europea y nacional, donde se anticipa un avance moderado del 0,9% en el continente, frente a un impulso más vigoroso en España, que se espera crezca un 3%. Euskadi se posiciona en un término medio con un 1,9% de crecimiento proyectado.
La percepción de la economía general entre los hogares vascos se mantiene ligeramente pesimista en el cuarto trimestre, con un índice de -13, a pesar de haber mejorado de -25 el trimestre anterior. El promedio del año se sitúa en -15, superior a las cifras de años pasados pero aún por debajo de los niveles de optimismo previos a la pandemia.
Aun así, se ha incrementado la proporción de hogares que cree en una mejora de la situación económica, mientras que aquellos que anticipan un deterioro han disminuido, lo que sugiere un cambio en las expectativas de los consumidores vascos. En términos de desempleo, los vascos son más optimistas que nunca, con un incremento de cinco puntos en sus perspectivas sobre la evolución del paro.
En el plano de la economía familiar, el pesimismo se ha mitigado, reflejando una tendencia de estabilización que se observa desde el primer al cuarto trimestre de 2024, culminando en un balance cercano a la neutralidad. Los hogares han ajustado su percepción respecto a la situación económica en comparación con el desánimo de años anteriores.
Estos resultados se fundamentan en un aumento en la cantidad de hogares que predicen una mejora en su situación económica. De hecho, los vascos se asoman al nuevo año con expectativas más positivas respecto a su capacidad de ahorro que en cualquier otro momento en los últimos cinco años, a pesar de que una parte significativa aún se muestra cautelosa respecto a sus posibilidades futuras.
En el ámbito de decisiones de compra, las expectativas respecto a la evolución de los precios han cerrado en negativo, marcando un giro en la tendencia previa. Sin embargo, el balance anual aún refleja un optimismo moderado comparado con los registros de los últimos años.
El estudio también observa una mayor percepción de que los precios crecerán a un ritmo más acelerado que durante el año anterior. A pesar de un incremento en la confianza para realizar grandes compras, la valoración del consumo sigue mostrando signos de preocupación entre los hogares vascos, que esperan mantener o incluso aumentar sus niveles de gasto.
Finalmente, aunque las expectativas de compra de viviendas no han mejorado, las del sector automovilístico sí han experimentado un ascenso, lo que indica una creciente disposición a consumir en este rubro. En resumen, los hogares vascos parecen estar pisando el freno en términos de consumo, pero con un indicativo claro de recuperación y adaptación a las circunstancias económicas. Les espera un 2025 cargado de desafíos, aunque la confianza parece haber encontrado un camino hacia la recuperación.
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