Agradece la tarea de la Ertzaintza, del personal del hospital y de la mujer que recogió al bebé de su felpudo: "Va a ser como de nuestra familia"
BILBAO, 21 Oct.
Pedro Castro, padre del bebé secuestrado del Hospital de Basurto y recuperado más tarde, ha asegurado que en el hospital no se les entregó ni se les notificó de ningún protocolo de seguridad, y que asegurar lo opuesto le hace "sentirse culpable" a la madre, por haber dejado a la secuestradora, vestida de enfermera, llevarse a su hijo para en teoría hacerle pruebas. "Eso me duele", aseguró el progenitor.
En una entrevista concedida al programa "Bulevar" de Radio Euskadi, obtenida por Europa Press, Castro, padre de Aimar, el bebé que estuvo a lo largo de once horas secuestrado por una mujer, explicó que "fueron muchas horas de angustia, una montaña rusa de conmuevas y se sentimientos". "Lo esencial que en este preciso momento ahora está ahí Aimar con nosotros, nos encontramos contentos y deseando de irnos a casa y reposar un tanto mejor", ha añadido.
Laura, la madre del pequeño, pasó la noche con el niño pegado a ella "pues no se despega" de él. "En lo que cabe, está bien. Estuvo en shock unas horas y ya está mejor", ha añadido.
Sobre el tema de la presencia de protocolos de seguridad y las afirmaciones de la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, que dijo que "no se debe culpar en ningún instante" a los progenitores por el rapto del niño, el padre del bebé dijo que no se les entregó ningún protocolo, tampoco a los otros progenitores que estaban en el hospital y que habían tenido a sus hijos recién nacidos. "A nosotros absolutamente nadie nos lo dieron para firmar, ni nos lo dijeron en lo personal, ni nos han leído nada", ha remarcado.
Según ha aclarado, fué en el momento en que pasó todo, en el momento en que les han comunicado que había un protocolo de seguridad. Tampoco hace tres años, en el momento en que tuvieron en exactamente el mismo centro hospitalario a su hija Alaia, les entregaron nada. "Te duele que comenten que nos dieron el protocolo pues es patraña y lo que hace es que ella (la madre) se sienta mucho más culpable", al dejar a la secuestradora, que se realizó pasar por enfermera, llevarse a su hijo para en teoría hacerle pruebas.
Pedro Castro ha contado la noche que pasaron desde el momento en que su hijo fue secuestrado. El padre se alarmó en el momento en que vio que no traían al niño a la habitación una vez que una supuesta enfermera --por la que se realizó pasar la secuestradora-- se la hubiese llevado para realizar pruebas. El personal del Hospital le respondió que era irrealizable que se lo hubiesen llevado a realizar pruebas a esas horas.
"Se iban preguntando unos a otros a conocer si alguno de ellos sabía si alguien se había llevado al niño para llevar a cabo las pruebas. Yo tenía la promesa de que alguien afirmara que sí. Pero, en el momento en que vi que absolutamente nadie sabía nada, me puse inquieto: '¿dónde se encuentra mi hijo?, intentando encontrar por todos y cada uno de los lados, y comenzó la pesadilla", ha señalado.
Pedro Castro decidió chillar por los corredores, más tarde llegó la Ertzaintza y le procuraron aliviar. Entonces, salió fuera para buscar en contenedores, entre arbustos y por las esquinas. "Subía para arriba, bajaba otra vez... lo que un padre que se encontraba cardiaco haría en ese instante", ha apuntado.
Según la contado, la Ertzaintza montó un dispositivo "de una intensidad horrible", y ha complacido la tarea y la actitud de la Policía autonómica y del personal sanitario, "que se han portado realmente bien" con ellos. También mostró su agradecimiento a la ciudadanía por su acompañamiento, y a Alicia, la mujer que recogió al bebé de su felpudo y llamó a los agentes. "Se lo agradeceremos toda la vida. Va a ser como alguien de nuestra familia", ha remarcado.
Cuando el jefe de investigación de la Ertzaintza le mencionó que habían visto a la secuestradora mediante cámaras por Sabino Arana y Alameda Rekalde, y accediendo a una farmacia a obtener leche, le cambió "el pensamiento negativo de que le habían podido tirar a un contenedor o a la ría de Bilbao". "Piensas entonces que es un individuo que no está cuerda, que desea tener un niño, y nos ha tocado. Pero, al menos, sabes que lo va a dar de comer y lo va a proteger", ha señalado.
Tal como ha reconocido, el instante en el que se encontró a Aimar supuso "pasar del peor instante de tu vida a los más destacados diez segundos". Fue el jefe de investigación de la Ertzaintza el que le ha dicho por teléfono, a las ocho de la mañana del jueves: 'Pedro, buenísimos días, tengo a tu hijo sano y salvo, en quince minutos lo tienes ahí'.
"Ahora bajé las escaleras del hospital corriendo, aguardando a que llegaran. Luego, en el momento en que abrieron la ambulancia, brinqué para dentro y vi que mi niño se encontraba ahí, se encontraba realmente bien, dormidito y con una mantita térmica. Se le logró la exploración, conmigo enfrente. Luego, ahora el instante del acercamiento con la madre y, en el momento en que lo cogió, de manera directa donde debía ir, a comer", ha contado.
Pedro Castro espera que el día de hoy mismo logren escapar del hospital y regresar a casa, a fin de que Alaia, de tres años, asimismo conozca a su hermano recién nacido.