En el Hospital Universitario de Cruces, la Unidad de Trastornos del Movimiento ha logrado una notable trayectoria en sus 26 años de existencia, atendiendo a más de 400 pacientes diagnosticados con la enfermedad de Parkinson y otros trastornos del movimiento.
BILBAO, 11 Abr. - En el País Vasco, se estima que hay alrededor de 8.000 personas diagnosticadas con Parkinson, con 400 nuevos casos que se identifican anualmente. Esto resalta la importancia de contar con centros de atención especializada como el de Cruces, que ofrece tratamientos avanzados para estas condiciones.
Con motivo del Día Mundial del Parkinson, que se conmemora hoy, las autoridades de salud locales han reafirmado su compromiso de proporcionar atención de calidad y acceso a las terapias más innovadoras para los afectados por esta enfermedad neurodegenerativa.
Este hospital cuenta con un equipo multidisciplinario que incluye especialistas en neurología, neurocirugía, y otras áreas que colaboran para ofrecer un tratamiento integral a los pacientes. Además, el Hospital de Cruces es uno de los ocho centros acreditados en el Sistema Nacional de Salud para tratar quirúrgicamente la enfermedad de Parkinson y otros trastornos del movimiento más complejos.
La enfermedad, que típicamente se manifiesta en personas mayores de 55 años y es más común en hombres, tiene una incidencia que varía entre 8 y 18 casos por cada 100.000 habitantes. Este fenómeno es reflejo de la realidad en Euskadi, donde se espera que los diagnósticos sigan en aumento.
Los datos de prevalencia en Euskadi son alarmantes, destacando un 0,4% en la población de 65 a 74 años, un 4,7% en los de 75 a 84 y un 2,9% en aquellos mayores de 85. Estos indicadores posicionan la enfermedad de Parkinson como la segunda afección neurodegenerativa más común en la región, superada únicamente por el Alzheimer.
Curiosamente, Euskadi presenta un caso particular con la presencia de una mutación vinculada a la dardarina en el gen LRRK2, que se encuentra en un significativo número de casos familiares en Gipuzkoa.
Además de los síntomas motores típicos, la enfermedad produce una serie de otros trastornos como barriga elevada, pérdida de olfato, fatiga crónica, y problemas psicológicos como la depresión, lo que complica aún más la calidad de vida de los pacientes.
Cabe destacar que más del 30% de los pacientes pueden experimentar deterioro cognitivo, siendo los síntomas motores como la lentitud, rigidez y temblor los más reconocibles.
El tratamiento inicial se enfoca en medicamentos que ayudan a mitigar la pérdida de neuronas, efectivos en las primeras etapas de la enfermedad, pero que eventualmente pueden volverse insuficientes a medida que la condición avanza.
Para algunos pacientes con complicaciones motores, se consideran tratamientos avanzados, que incluyen infusiones de levodopa y cirugía para la implantación de electrodos destinados a estimular el cerebro, procedimientos que deben ser realizados en centros especializados que cumplan con estrictos criterios de evaluación y capacidades.
El Hospital Universitario Cruces se destaca en el uso de tecnología de punta, como los Ultrasonidos Focalizados de Alta Intensidad (HIFU), que representan una opción prometedora en el tratamiento de trastornos del movimiento, incluyendo el temblor esencial.
La investigación sobre el Parkinson también está en auge en Biobizkaia, un centro vinculado al hospital, que busca nuevos enfoques para entender y tratar la enfermedad. El avance en estas investigaciones da esperanzas a los afectados, quienes enfrentan una pérdida progresiva de neuronas dopaminérgicas en el cerebro.
Las causas de la enfermedad son aún motivo de estudio, aunque se ha identificado la acumulación de una proteína llamada alfa-sinucleina como un posible factor. Entre las líneas innovadoras de investigación, se examina el uso de inteligencia artificial para identificar a los pacientes más aptos para ciertas terapias, un enfoque que promete nuevos horizontes en la gestión de la enfermedad.
En un estudio reciente, la relación entre el grosor de la retina y el deterioro cognitivo fue analizada, sugiriendo que este podría convertirse en un biomarcador útil para prever cambios en la función cognitiva de los pacientes con Parkinson, brindando así nuevas herramientas para un diagnóstico y tratamiento más efectivo.
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