SAN SEBASTIÁN, 20 Sep.
El cineasta, escritor de guiones, escritor y productor japonés Genki Kawamura muestra en Sección Oficial del 70 Festival de Cine de San Sebastián la adaptación de su novela homónima 'Hyakka/ A hundred flowers', que una parte de su experiencia personal con el Alzheimer que sufrió su abuela para proponer la reflexión sobre de qué forma "el sentimiento de culpa no se olvida y llegado un instante se abren todos esos recuerdos como flores".
En rueda de prensa en el certamen easonense, Kawamura, al lado de la actriz personaje principal de su largometraje, la veterana Mieko Harada, una "figura histórica" en el país nipón que trabajó con cineastas nipones como Akira Kurosawa, ha anunciado esta adaptación de la cuarta novela de las cinco que escribió y que se apoya en su experiencia personal con su abuela que hace siete años empezó a sufrir Alzheimer.
"Ella dejó de reconocerme pero, a pesar de que había olvidado varias cosas, por medio de las flores que veía en diferentes sitios comenzaba a rememorar instantes de su niñez, de en el momento en que se casó", ha señalado, en referencia al título del libro y la película. Además, explicó que su abuela abandonó a sus hijos por un hombre, una cuestión que no volvió a charlar con ellos.
"No podía expresar culpa con ellos pero conmigo sí", ha recordado, para añadir que "el sentimiento de culpa no se olvida y llegado un instante se abren nuevamente todos esos recuerdos al unísono como flores".
El cineasta aseguró que, en un comienzo, no tenía intención de llevar al cine 'Hyakka' pero en el momento en que murió su abuela creyó que, "si la transformaba en película, me aproximaría mucho más a la manera que tenía ella de ver el planeta", que "se entendería mejor en imágenes".
Sobre Harada, que protagoniza el largometraje al lado del actor Masaki Suda, ha apuntado que "siempre y en todo momento" tuvo "clarísimo" que el día que dirigiera una película deseaba tener ella y, además de esto, en el momento en que supo que, en el momento en que la madre de la intérprete se encontraba con Alzheimer, ella con una cámara casera grabó múltiples situaciones de su accionar. "Me pareció, por este motivo, que era la persona perfecto para interpretar este papel", ha incidido.
Además, explicó que "tenía mucha presión" haciendo un trabajo con la actriz, pues "en el momento en que había alguna escena bien difícil ella afirmaba en la situacion de Kurosawa podría haber sido de este modo o de este modo".
El cineasta desveló que varias cosas de la película tienen relación con sus vivencias personales, de esta manera, por poner un ejemplo, explicó que, en el momento en que iba a visitarla en el momento en que ella ahora sufría Alzheimer, le charlaba del primer juguete que le adquirió, que no era el que él recordaba. "Entonces iba a casa, miraba fotografías y me percataba de que ella llevaba razón y era siendo consciente de que no solo a ella se le olvidaban las cosas", explicó.
Kawamura asimismo ha incidido en su decisión de los planos secuencia para contar esta historia, algo que trabajó con el directivo de fotografía Keisuke Imamura, pues "nuestro entendimiento no para en ningún instante, es todo como un chato secuencia, se intercalan las cosas, de ahí que escogí esa forma de filmar".
Por otro lado, preguntado por los cronistas sobre la particular sensibilidad del cine japonés, el directivo ha señalado que para los nipones "el sueño es parte de la verdad, no están frecuentemente visibles las fronteras entre una cosa y otra".
"Pienso que es algo universal, solo que quizás los nipones en el momento de transformarlo en ficción, en situaciones, disponemos una mayor sensibilidad para combinar ese sueño y situación", ha opinado.
Por su parte, Harada ha apuntado que, a su juicio, "el cine debe tener pocos diálogos y ver en imágenes cosas que no se tienen la posibilidad de expresar con expresiones". "Poseemos varias cosas en el corazón que no se tienen la posibilidad de expresar y el cine debe enseñar con imágenes", ha señalado, para apuntar, ahora, que "quizás el cine japonés sepa reflejar mejor esas conmuevas invisibles".
La actriz expresó, en español, que está "deseando ver de qué manera se recibe la película en el más destacable festival de todo el mundo". A continuación, ahora en japonés, ha contado su experiencia con el Alzheimer que sufrió su madre a lo largo de varios años en los que examinó su accionar. "Deseé reproducir todo lo que estuve observando" en la película, explicó.
A la hora de rodar, ha confesado que lo "mucho más bien difícil" le dio la sensación de que todas y cada una de las situaciones debían rodarse con chato secuencia, sin recortar, lo que "necesita de mucha energía para interpretar". Preguntada sobre su experiencia hace 30 años rodando con Kurosawa, ha recordado que "tenías sensación de tensión continua a lo largo del rodaje, te sentías muy presionado", pero de él aprendió que "con el ahínco de todos se puede ocasionar un óptimo producto".