Secretaria del concurso pirotécnico de Bilbao afirma que la elección de ganadores fue poco debatida.
En Bilbao, el XXXIII Concurso Internacional Villa de Bilbao ha dejado huella una vez más, convirtiéndose en un evento que resalta la maestría pirotécnica con el trasfondo de la dignidad y el profesionalismo. La organización ha aplaudido la actuación del equipo italiano Matteo Fireworks, que, a pesar de enfrentar un problema técnico de considerable duración, completó su exhibición con bravura.
La voz del Jurado, Jone Larrazabal, ha declarado, en un contexto donde las decisiones se tomaron con consenso, que no hubo controversias significativas en torno a los triunfadores. Según Larrazabal, los shows pirotécnicos fueron adecuados a la rigurosa tradición que Bilbao representa, reivindicando la importancia de este evento anual.
La responsable del área de Igualdad y Fiestas del Ayuntamiento de Bilbao ha explicado que el Jurado, compuesto por siete miembros y un asesor técnico, evalúa cada presentación desde diferentes perspectivas, apoyándose en un sistema de puntuación que considera múltiples aspectos de cada espectáculo pirotécnico.
Las noches del concurso, el Jurado se sitúa en la Sociedad Bilbaína, equipado con cuadernos en los que anotan sus impresiones sobre la calidad y ejecución de los fuegos. Larrazabal ha señalado que el nivel de este año fue notablemente alto, destacando el progreso en comparación con el anterior, donde la novatez aún pesaba sobre el grupo.
En su papel de evaluadora, Larrazabal ha mencionado que tuvo la oportunidad de prepararse analizando las piezas pirotécnicas a través de un trabajo de investigación que le permitió “educar” su criterio. La evaluación toma en cuenta la estética visual y cómo se presentan los fuegos sobre la emblemática ría de Bilbao, un elemento que aporta a la experiencia general del espectador.
La secretaria del Jurado ha compartido que miden el uso del color y la luminosidad en sus espectáculos, elementos críticos que otorgan a las presentaciones su esplendor. Los trucos técnicos también son vitales; el azul, uno de los tonos más complejos y codiciados en pirotecnia, ha sido objeto de mucha atención debido a la sofisticación que requiere su correcta ejecución.
La narrativa de los fuegos es otro aspecto fundamental que se evalúa. Larrazabal ha mencionado cómo ciertos miembros del Jurado, con experiencia teatral, tienen en consideración el ritmo y la evolución del espectáculo, buscando un crescendo que mantenga cautivado al público.
La variedad y singularidad de cada presentación son igualmente valoradas. Los diferentes estilos traídos por los competidores añaden un nivel de riqueza al evento, permitiendo que cada país refleje su identidad a través de sus fuegos. Larrazabal ha elogiado representaciones particularmente impresionantes, como las de François y Caffero, que lograron captar la esencia de sus respectivas culturas.
A pesar de un extraño giro en el evento, donde Matteo Fireworks enfrentó un fallo técnico que interrumpió su presentación durante 14 minutos, el Jurado ha reconocido el esfuerzo y la perseverancia del equipo, quienes a pesar de la adversidad, continuaron su actuación. Larrazabal ha destacado que evitar rendirse en esos momentos demuestra un verdadero carácter profesional.
Finalmente, el proceso de puntuación es realizado con una deliberación cuidadosa, en la que cada criterio es considerado para brindar una evaluación holística del espectáculo. A modo de cierre, se ha enfatizado que la calificación final se elabora de manera dinámica, reconociendo que un concurso no es simplemente un examen, sino una celebración de creatividad y destreza.
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