La llegada de los primeros pobladores celtas al País Vasco es un tema apasionante que nos permite adentrarnos en las raíces de esta región y conocer más sobre sus orígenes. A través de la arqueología y la investigación histórica, podemos reconstruir cómo fue el asentamiento de los celtas en esta zona y cómo influyeron en la cultura y la sociedad vasca.
Los celtas fueron un pueblo de origen indoeuropeo que se expandió por gran parte de Europa durante la Edad del Hierro. Originarios de la región central de Europa, los celtas se desplazaron hacia el oeste y el sur, llegando a ocupar territorios que incluían la actual Francia, Gran Bretaña, España y el norte de Italia.
Los celtas eran conocidos por su habilidad en la metalurgia, su arte elaborado y su sistema social jerarquizado. Eran un pueblo guerrero, organizado en clanes y tribus, que mantenían una estrecha conexión con la naturaleza y adoraban a diversas divinidades.
Se cree que los primeros pobladores celtas llegaron al País Vasco en torno al siglo VI a.C., procedentes de la región de Aquitania, al norte de los Pirineos. Estos primeros celtas se establecieron en las zonas montañosas y en las llanuras fértiles cercanas a la costa, donde encontraron un territorio propicio para la agricultura y la ganadería.
Los celtas se mezclaron con las poblaciones locales preexistentes, como los íberos, creando una sociedad multicultural y diversa. La presencia de los celtas en el País Vasco se evidencia en la arqueología, con la presencia de objetos de metal, cerámica y construcciones defensivas características de la cultura celta.
La llegada de los celtas al País Vasco tuvo un impacto significativo en la cultura y la sociedad de la región. Los celtas introdujeron nuevas técnicas agrícolas, como el arado de hierro y el cultivo de cereales, que permitieron un mayor desarrollo de la agricultura y la ganadería en la zona.
Además, los celtas aportaron su arte y su religión, dejando su huella en la iconografía y los rituales de los habitantes del País Vasco. Se cree que muchas de las festividades y celebraciones tradicionales vascas tienen su origen en las festividades celtas, que estaban relacionadas con ciclos agrícolas y religiosos.
Aunque la presencia celta en el País Vasco fue cediendo paso a la romanización y posteriormente a la cristianización de la región, el legado celta perduró en la cultura vasca a lo largo de los siglos. La mitología vasca conserva reminiscencias de las creencias celtas, con la presencia de seres mágicos y divinidades relacionadas con la naturaleza.
Además, la artesanía tradicional vasca, con sus motivos geométricos y su simbolismo ancestral, muestra la influencia celta en el arte vasco. La música, la danza y la gastronomía vasca también tienen elementos que remontan a las tradiciones celtas, como las danzas folclóricas y la celebración de festividades relacionadas con la naturaleza y los ciclos agrícolas.
La llegada de los primeros pobladores celtas al País Vasco fue un acontecimiento clave en la historia de esta región, que marcó su desarrollo cultural y social. La influencia celta perduró en el tiempo y se fusionó con las tradiciones locales, creando una identidad única y diversa que caracteriza al País Vasco hasta el día de hoy.