
En una operación contundente, la Ertzaintza llevó a cabo el desalojo de los cuatro últimos okupas del gaztetxe de Rekalde, ubicado en Bilbao, en la mañana del viernes a las 10.20 horas. Durante más de una hora, estos individuos se habían refugiado en la azotea del edificio, lo que obligó a que los agentes subieran para lograr su salida.
Los ocupantes fueron escoltados por efectivos de la Policía Vasca hacia una furgoneta, donde se procedió a su identificación. Desde el Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco se comunicó a Europa Press que se les aplicará un expediente sancionador por obstrucción, en virtud de la Ley de Seguridad Ciudadana.
Tras el desalojo, la zona sigue acordonada para evitar cualquier altercado. Para las 10.45 horas, la comitiva judicial que supervisa la ejecución de la orden de desalojo se encontraba dentro del edificio, supervisando la situación.
Desde muy temprano, un amplio despliegue policial se organizó en la entrada del gaztetxe. Alrededor de 15 furgonetas de la Brigada Móvil de la Ertzaintza se posicionaron en las inmediaciones, mientras que otras unidades se ubicaron en calles cercanas para controlar el acceso.
La vigilancia aérea también fue notable, con un helicóptero y dos drones monitorizando la actividad en la zona, donde se congregaron cerca de 200 manifestantes encapuchados en contra del desalojo del gaztetxe Etxarri.
Las primeras protestas comenzaron la tarde del jueves anterior, intensificándose hasta culminar en violentos enfrentamientos que dejaron cinco detenidos y 15 agentes de la Ertzaintza heridos. Ya por la noche, alrededor de las 21.00 horas, un grupo de aproximadamente cien encapuchados protagonizó un choque con las fuerzas de seguridad, lanzando objetos contundentes y provocando disturbios, con contenedores cruzados en la calle y fuego en algunos de ellos.
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