Un avance significativo en la infraestructura eléctrica está en marcha con la interconexión entre España y Francia a través del Golfo de Bizkaia, un proyecto que promete reforzar la estabilidad del suministro eléctrico en la región. Esta conexión permitirá incrementar la capacidad de intercambio eléctrico hasta 5.000 megavatios (MW), lo que, según Red Eléctrica, mejorará notablemente la fiabilidad del abastecimiento energético para los usuarios en ambos países.
En la localidad vizcaína de Gatika, se están finalizando las obras para los dos edificios de la estación conversora, previstos para concluir este año. Además, la instalación de una línea subterránea de 13 kilómetros que conectará estas estructuras con la costa está en plena ejecución. Esta infraestructura se enmarca en un proyecto reconocido como de interés común por la Unión Europea, el cual busca integrar aún más los sistemas eléctricos de España y Francia mediante conexiones completamente subterráneas y submarinas para reducir el impacto ambiental.
La responsabilidad del proyecto recae en Inelfe, una joint venture entre Red Eléctrica y la compañía francesa Réseau de transport d’électricité (RTE). Con un total de 400 kilómetros de longitud, de los cuales 300 están bajo el agua, será la primera interconexión eléctrica submarina entre ambos países, lo que representa un avance histórico para la cooperación energética en Europa.
Red Eléctrica resalta que esta interconexión no solo proporcionará una mayor seguridad y calidad del suministro eléctrico, sino que también facilitará la integración de energías renovables y ayudará a disminuir las emisiones de CO2 en aproximadamente 600.000 toneladas anuales. Durante una visita a las obras, tanto el delegado norte de Red Eléctrica como el director del proyecto enfatizaron la importancia de este esfuerzo en pos de un sistema eléctrico europeo más cohesionado y autónomo.
Con el nuevo sistema, España pasará de una capacidad de interconexión de 2.800 a 5.000 MW, lo que significa una mejora significativa en la conectividad eléctrica entre España, Francia y Portugal, así como con el resto de Europa. A día de hoy, las obras están avanzando según lo previsto y se espera que se completen para el año 2027, con el objetivo de que la interconexión esté operativa en 2028.
Las autoridades han subrayado que la Península Ibérica actualmente posee una conexión eléctrica deficiente con el resto de Europa, haciendo imperativa la necesidad de fortalecer las interconexiones. Desde hace décadas, se trabaja en este sentido, habiendo inaugurado una interconexión a través de Girona en 2015. Ahora, el proyecto en el Golfo de Bizkaia se suma a las iniciativas que buscan mejorar la infraestructura energética en la región, con futuras fases de estudio en Navarra y Aragón ya en progreso.
Según las metas del Parlamento Europeo, se había fijado un objetivo del 10% de capacidad de interconexión para 2020, que se espera elevar al 15% para 2030. En la actualidad, España solo alcanza el 3%, cifra que se incrementará al 5% con la puesta en marcha de esta nueva interconexión. Aunque aún queda camino por recorrer, esta mejora se considera crucial para el sistema eléctrico peninsular.
La estación conversora de Gatika, ubicada estratégicamente junto a una subestación eléctrica existente, será uno de los puntos clave de esta interconexión. Este sitio fue elegido debido a su proximidad al mar y a la ya establecida infraestructura eléctrica, que facilitará el manejo de los 2.000 MW proyectados para la interconexión.
La obra civil en Bizkaia ya está en marcha, con la construcción del edificio principal de la estación conversora y otras infraestructuras auxiliares previstas para finalizar este año. A partir de 2026, comenzarán las instalaciones eléctricas, anticipando que los componentes necesarios lleguen a Gatika en primavera. De forma gradual, las pruebas iniciarán a finales de 2027, con la intención de que la interconexión sea completamente operativa en 2028.
Luego de analizar diferentes localizaciones, se determinó que Gatika era la opción más adecuada dada su cercanía a mar abierto y su conexión preexistente con la red eléctrica. Este local alberga una subestación construida en los años 70, diseñada originalmente para una central nuclear que no llegó a ser operativa, lo cual facilitará la integración de la nueva infraestructura.
El tramo terrestre que conectará la estación con el mar será completamente subterráneo, minimizando el impacto ambiental. Con una longitud de 13 kilómetros, este trazado ha sido trazado para evitar áreas urbanas, utilizando caminos y pistas ya existentes. Se prevé que las obras del tramo terrestre se finalicen para finales de 2026, y se están realizando las perforaciones necesarias para la instalación de los cables submarinos.
Durante el desarrollo del proyecto, se ha llevado a cabo un proceso participativo con la comunidad local para abordar preocupaciones ambientales y sociales, logrando el consenso en varias decisiones clave, como la eliminación de líneas eléctricas obsoletas y la reducción del impacto visual de las instalaciones mediante el uso de vegetación.
Con una inversión total de 2.850 millones de euros, el proyecto también se beneficiará de un considerable apoyo financiero por parte de la UE y el Banco Europeo de Inversiones, destacando la importancia de esta interconexión para el futuro energético de la Península y de Europa en su conjunto.
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